Introducción

Esta mañana me levanté con dos objetivos: comenzar un blog sobre resiliencia y hacer un potaje de verduras. Antes de entrar en el modo “#quedatencasa” estaba anunciado un corte de luz para arreglar una avería y en el chat del vecindario nadie sabía si se haría efectivo. Le di prioridad al potaje, por si acaso. Así que mientras cortaba las verduras fui pensando en la mejor manera de iniciar el blog.

En primer lugar, me presentaría. Tal vez decir mi nombre: Gloria Gil, en plan corto para no parecer muy formal. Tendría que añadir algo sobre que soy investigadora y docente universitaria, y que mi linea de investigación en los últimos quince años se ha centrado en la resiliencia. Pero tampoco me interesaba presentarme a mis lectores como una experta que lo sabe todo del tema y que puede conseguir que el paso a través de la adversidad sea un camino de rosas, usando la varita mágica de la resiliencia. 

Y se me fue la cabeza a pensar lo mucho que nos gusta en esta sociedad lo rápido, lo inmediato y que sin embargo, hay cosas que requieren su tiempo. También me di cuenta, de cómo estaba disfrutando del proceso de hacer mi potaje, cortando las verduras en cuadraditos de similar tamaño y siguiendo el orden preciso de introducción en el caldero de agua hirviendo, tal y como me enseñó mi abuela hace años, para luego dejar que se guise a fuego lento… ¡hacía un siglo que no lo hacía así!

Entretanto, volví a mis pensamientos sobre el blog y la visión holística de la resiliencia que quería transmitir. Lo que, ciertamente, me ha quedado claro en estos años de estudio es que la resiliencia no es patrimonio de nadie, sino lo contrario, es algo que todos compartimos. Y no me refiero solo a los seres humanos y a las familias, grupos o comunidades que formamos. La resiliencia es una fuerza presente en toda la naturaleza que hace que, ante las adversidades, se activen recursos y se generen aprendizajes para permitir superarlas y poder prepararse mejor para afrontar nuevos retos.

Otra de las conclusiones clave, es que la resiliencia es mucho más que la suma de determinados factores, por muy importantes que parezcan. Cada persona tiene una manera particular de construir sus procesos de resiliencia, usando sus ingredientes y sus medidas… y su toque especial. 

Hoy he seguido la receta de mi abuela. Seguramente no habré logrado recuperar el sabor del potaje de verduras que ella hacía. Habrá quedado a mi propia manera, pero es mi homenaje a ella y a todos nuestros abuelos y abuelas. En estos tiempos difíciles, necesitamos su sabiduría sobre la vida y sus ejemplos de cómo lograron superar las adversidades. Las personas mayores siempre serán nuestras mejores maestras de resiliencia. Debemos honrar el recuerdo de las que ya se nos fueron, pero sobre todo, debemos cuidar y proteger la salud de las que están.

#YoMeQuedoEnCasa

2 comentarios en “Introducción”

  1. Gracias Gloria, es un honor haber ido al mismo colegio que tú. El mundo sería más interesante si hubiesen más personas con cabeza y corazón como tú.

    1. Gracias, Alicia! Aquí todas tenemos que aportar nuestro granito de arena de la manera que podamos. Mi intención es ir recogiendo en esta página recursos e iniciativas de personas que, a lo mejor sin saberlo, están haciendo mucho por potenciar la resiliencia…¡Hay mucha gente estupenda! Un abrazo

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